sábado, 13 de septiembre de 2014

Crónicas cubanas I. El viaje

Recientemente he ido a Cuba, con mi mujer Raquel por nuestra luna de miel, y al ser un país tan característico, y para muchos desconocido, he pensado en escribir una serie de posts reflejando lo que allí nos hemos encontrado. 

Hemos visitado sólo dos ciudades, la Habana y Varadero. En La Habana es donde hemos hecho el turismo de más interés para el blog, ya que Varadero es un macrocomplejo hotelero donde se va simplemente a descansar y disfrutar de la playa. En La Habana hemos pasado tres días, que nos ha dado para turistear bastante. 

El viaje lo hicimos con Air Europa, desde Madrid hasta La Habana. Fue horrible. El avión era antiquísimo, y no tenía los sistemas de entretenimiento que ya tiene casi todos. A mí personalmente eso no me aburre, ya que leyendo tengo entretenimiento suficiente, pero sí que me afecta el aburrimiento de los demás pasajeros. Nunca he viajado en un avión tan ruidoso. La gente se levantaba constantemente, formaba grupos y competían a ver quien hablaba más alto. Un grupo de inglesas (creemos) estableció su base justo en el pasillo al lado de Raquel y reían y gritaban como si estuvieran borrachas. Continuamente invadían su espacio vital y nos dieron el viaje. Dormir fue casi imposible, por lo que llegamos a La Habana reventados. 

A La Habana llegamos a las 18 hora local, al Aeropuerto José Martí. Allí un autobús nos llevó a nuestro hotel, Habana Libre. Este hotel fue construido por la compañía Hilton a finales de los 50 y se llamo originalmente Hotel Habana Hilton. Cuando se construyó fue el edificio más alto de toda Latinoamérica. Está considerado uno de los hoteles más emblemáticos de la ciudad, y fue donde se alojó Fidel Castro, y toda su columna, tras el triunfo de la revolución. Su suite, La Continental, fue durante tres meses el Puesto de Mando de la Revolución. 

En la recepción del hotel cambiamos dinero. Para el que no esté al día, en Cuba los turistas ya no pagan en dólares, como hace unos años, sino que hay una moneda nueva. Esta moneda se llama, Peso Cubano Convertible, o CUC. El cambio es 1$=1CUC, y equivale a unos 25 pesos cubanos normales. En la mayoría de los sitios los turistas pagamos en CUC, y los cubanos el mismo precio pero en pesos. Esto viene a decir que los turistas pagamos 25 veces más que los locales. Sin embargo, en muchos locales y muchos establecimientos sólo aceptan el pago en CUC. Según nos contaron es muy común que los cubanos cobren en ambas divisas, algo como 200 pesos y 20 CUC al mes. También nos dijo un taxista que van a cambiar de nuevo la moneda, introduciendo un nuevo peso en el que pagarán por igual turistas y cubanos. Cuando será eso es algo de lo que no se ha informado todavía.

El hotel tiene 5 estrellas, pero hay que tener siempre en cuenta que esa clasificación no significa lo mismo en Cuba que en otros países. El hotel en sí es bueno, pero es antiguo y eso se nota. Nosotros estábamos en la habitación 23, la más alta aparte de las suites, y sólo había en funcionamiento tres ascensores. Eso nos hizo esperar una mañana unos 20 minutos para bajar a desayunar. Evidentemente, estar en una planta tan alta tiene también sus ventajas, porque las vistas de La Habana eran impresionantes. 








La comida en el hotel es normal. El buffet del desayuno es bastante completo, y tiene música de piano en directo. Eso es una constante en Cuba, la música en directo. En casi todos los hoteles, restaurantes para turistas y similar hay siempre gente tocando. En la mayoría pasan la gorra de vez en cuando, o te intentan vender sus cds, pero en algunos simplemente tocan. 



El hotel en sí tiene un aspecto antiguo, pero cuidado. Recuerda a hoteles de tipo colonial, como los que hicieron los ingleses por medio mundo. 



El hotel tiene varios restaurantes donde se come a un precio razonable. En el primero pagamos 30$ por una cena de menú para dos con bebidas y un recargo del 5% por pagar con tarjeta. En la última planta tiene un restaurante más caro (unos 80$ la cena para dos con una botella de vino Protos) con unas vistas impresionantes a la parte de la ciudad que no se veía desde la habitación. 



El hotel también tiene, como todos, mucha simbología revolucionaria, con fotos de Fidel Castro, pósters con mensajes políticos y esculturas al respecto. Esto, como ya veremos, es una constante en Cuba y se merece un fotopost propio. 


El carro de la revolución escultura que se encuentra en el hotel Habana Libre, de Alfredo Sosa Bravo, 1973.

También tiene fotos de las celebridades que allí se han alojado, como los anteriores Reyes de España que fueron a una cumbre hispanoamericana a finales de los 90, o Sarita Montiel. De ellas yo me quedo con Valentina Tereshkova, primera mujer en viajar al espacio. 




En definitiva, el hotel es razonablemente bueno y allí pudimos descansar para empezar al día siguiente con el turismo habanero. 

Continuará.

1 comentario:

zetetic1500 dijo...

Guau...